Cuando Collin se enfermó, pasamos muchas noches y muchos fines de semana reunidos en familia. No participamos mucho en los cuidados físicos de Collin porque siempre se le veía más cómodo en brazos de sus padres y, con el tiempo, en brazos de sus enfermeras. Se notaba que prefería las caricias de sus padres por encima de todo. Me hubiera gustado tenerle en brazos más a menudo, es uno de mis pesares. Una gran parte de nuestro apoyo consistió en pasar tiempo con Kendra, la hermana menor de Collin. Vivimos a una hora y media de ellos y nos subíamos al coche y nos quedábamos una semana o un fin de semana con ellos. Pasamos muchas noches y fines de semana en la casa de ellos y tuvimos a Kendra en casa con nosotros en nuestra ciudad de Markesan. Desarrollamos una relación muy especial con ella y, tras el fallecimiento de Collin, echamos mucho de menos ese tiempo que hubieramos podido aprovechar de estar en su compañia..
Tenemos una estrecha relación con nuestros amigos de la iglesia y ellos fueron nuestro apoyo durante este difícil momento. Nuestra vida de oración también nos alentó mucho durante esta tristísima experiencia.
El abuelo y yo y la mayor parte de la familia estuvimos con Collin cuando se fue al cielo. Nos entristeció profundamente su fallecimiento, pero nos alegramos de que ahora él esté libre de dolor. Me lo imagino correteando por todo el cielo.
Los abuelos deben pasar el mayor tiempo posible con los pequeños y darles apoyo moral. Rezar es esencial.
Nancy (madre de Judy Cushman) Collin